ROSCO WORLD

martes, julio 04, 2006

SOFIA COPPOLA

Directora, guionista, productora, actriz y diseñadora de vestuario estadounidense Sofia Coppola es hija del afamado director Francis Ford Coppola y de Eleanor Coppola, su abuelo es el compositor Carmine Coppola, su primo el actor Nicolas Cage y su tía la actriz Talia Shire. Tiene tres hermanos, Mary, Gian-Carlo y Roman.

Nacida el 14 de mayo de 1971 en Nueva York, desde niña inmersa en la industria cinematográfica, Sofia apareció en una película por primera vez como bebé en “El Padrino” (1972), título dirigido por su padre.

Años después y en ocasiones acreditada como Domino intervino en otros filmes de Francis Ford Coppola, como “El Padrino II” (1974), “Rebeldes” (1983), “La ley de la calle” (1983), “Cotton Club” (1984) o “Peggy Sue se casó” (1986).

También formó parte del reparto del corto dirigido por Tim Burton “Frankenweenie” (1984).

En 1989 escribió su primer guión, colaborando con su padre en el texto de un segmento de la película “Historias de Nueva York”. También se ocupó de diseñar el vestuario, tarea que haría también para “El espíritu del 76” (1990), comedia retro escrita por su hermano Roman, dirigida por Lucas Reiner y protagonizada por David Cassidy y Olivia D’Abo.

La película, que recreaba la década de los 70 con humor, también incluía en su reparto a los hermanos Jeff y Steve McDonald, líderes del grupo de rock Redd Kross e íntimos amigos de Roman y de Sofia, quien apareció desnuda en la portada de uno de sus Lps, “Third Eye”.

En 1990 intervino con un papel más importante en “El Padrino III” (1990), recibiendo un sonado varapalo crítico por su interpretación como Mary Corleone.

En 1998 debuta como directora al estrenar el corto “Lick the star”. Un año después contrajo matrimonio con

el director Spike Jonze (“Como ser John Malkovich”), pero la relación terminaría a finales del año 2003.

Con “Las vírgenes suicidas” (2000), una agridulce fabulación sobre el destino de un grupo de hermanas, reveló un destacado talento para la creación atmosférica y la indagación psicológica en ambientes de carácter lastimero, confirmado con su segundo film, “Lost in traslation” (2003), una película protagonizada por Bill Murray y Scarlett Johansson que le valió un Globo de Oro al mejor guión y a la mejor película de comedia.

También en el año 2003, Sofia Coppola creó y produjo la serie de televisión “Platinum”, centrada en dos hermanos que poseen un sello discográfico de Hip Hop.

Con la nominación como mejor directora por “Lost In Traslation”, Sofia fue la tercera mujer (y la primera estadounidense) en la historia del cine en ser nominada en esta categoría al premio Oscar.

Su última película hasta la fecha es "Marie Antoinette" (2006), adaptación de la biografía de la última reina de Francia escrita por la historiadora británica Antonia Fraser. La actriz Kirsten Dunst interpreta en papel de la reina, y el actor Jason Schwartzman (primo de la directora) interpreta el papel de Luis XVI..

Filmografia

2000 Las Virgenes Suicidas

2003 Lost In Traslation

2006 Marie Antoinette

PERDIDOS EN TOKIO

“Quien no sabe poblar su soledad, tampoco sabe estar sólo entre una multitud atareada" Charles Baudelaire

Perderse, es un acto mal visto por la sociedad. Después de todo, ésta siempre nos marca caminos estrictos que debemos seguir, no sólo para no perdernos, sino también para ser prósperos, respetados y llegar a ese concepto tan ambiguo llamado “éxito”. Para esta sociedad, una persona perdida es simplemente aquella que ha rechazado el camino recto, en pos de esa elección imperdonable de la búsqueda interior.

Sofia Coppola fue desde siempre una chica perdida y callada. Con una infancia que tiene como álbum de fotos a obras maestras en 35mm que son patrimonio de la humanidad, Sofia eludió sagazmente el ineludible peso de la herencia paternal. Si bien desde que tenía contados días de vida había quedado inmortalizada en el celuloide, sólo levantó la voz cuando tuvo algo que decir. Mientras tanto, ella se quedó perdida, rechazando el camino.

“Perdidos en Tokio”, es el segundo largometraje dirigido por Sofia Coppola, y el que viene a confirmar las cualidades únicas que se dejaban entrever en su ópera prima “Las Vírgenes Suicidas”, adaptación de la novela de premio Pulitzer Jeffrey Eugenides.

Aquí, Bob Harris (un desbordante Bill Murray, genial hasta en el gesto más mínimo) es una estrella de cine de cincuenta y tantos años, que habiendo ya pasado su período de juventud y esplendor, sigue siendo una persona “exitosa”, a quien le ofrecen en filmar en Tokio un comercial, mediante una propuesta monetaria imposible de rechazar.

Sin embargo, detrás de esa sensación de hombre con todo en la vida, se oculta una persona perdida, que a extraviado los vínculos con sus afectos, sueños y utopías. En esa misma ciudad se encuentra Charlotte (Scarlett Johansson, un talento luminoso y una belleza atípica para los parámetros Hollywood), con tres décadas menos que Bob, pero igualmente perdida en la vida. Su esposo (Giovanni Ribisi), es un desenfrenado fotógrafo cool, con quien puede encontrar más lazos en las fotos instantáneas que en la compañía diaria.

Así, Bob y Charlotte, esos extraños perdidos, se encuentran además atrapados en una ciudad supermoderna, radiante, pop y repleta de códigos inentendibles para ellos.

Con su posición primordialmente sentimental, introspectiva y minimalista, Sofia (permítanme llamarla por su nombre de pila) se desembaraza fácilmente del peso paternal, más afecto a la intelectualidad y la magnificencia. La suya es una sincera mirada femenina, que alejada del feminismo busca abordar lo humano desde lo emotivo. Esa emotividad, esa búsqueda de los grandes temas personales, es felizmente endulzada con un humor cálido y sencillo, representado principalmente en la primera mitad de la película por Bill Murray.

Además, Sofia marca un sello de estilo con la utilización de la música, que lejos de ser un accesorio necesario, se torna en un elemento narrativo primordial en el abordaje de climas y estados de ánimo. Aquí el pop climático comandado principalmente por Kevin Shields (ex My Bloody Valentine, un perdido del que ya sospechábamos que no volveríamos a saber nada) y con certeros aportes Air, Death in Vegas y Sebastien Tellier, entre otros, es multilingüe y universal.

Sin embargo, una de las escenas a recordar es aquella en que Bob y Charlotte se sumergen en ese juego de simulación de la felicidad que es el karaoke. Allí la interpretación de Bob del clásico de Roxy Music ’More Than This’, es un acto de desgarramiento interior de quien pide por “algo más que esto”.

El inteligente planteo de Sofia Coppola, es que juntos con sus soledades, Bob y Charlotte no dejan de ser personas muy diferentes, de mundos separados generacionalmente. Así, la relación se posa en lo romántico, en la contemplación y en el convencimiento que lo suyo está signado por lo imposible. Y no importa, no hay palabras ni explicaciones, porque ellas sobran.

Así, a diferencia de sus colegas generaciones norteamericanos, Sofia Coppola evidencia la influencia que ha tenido en ella el cine oriental, sobre todo las obras de Wong Kar Wai, con quien es imposible no buscar puntos de conexión de este film con la genial ‘Con Animo de Amar’.

“Perdidos en Tokio” es una película sobre seres perdidos en un lugar de este mundo, pero sobre todo perdidos en la traducción de lo que el alma les dictamina.

Así, luego de muchos caminos recorridos, la gran Sofia Coppola al fin encontró su voz, la de traductora de esos sentimientos universales, como la soledad, el amor, la amistad y el cariño.

Al no esbozar respuestas, sino simplemente plantear las preguntas, Sofia nos deja con la grata sensación de que podemos sentirnos solos en nuestros mundos, pero estamos ciertamente acompañados en esa soledad. Y ello no está nada mal.